
Un par de veces atrás he mencionado que tengo una hermosa hija que ya tiene 8 años y que en Octubre cumple 9. También he mencionado que luego se acerca un juicio que tendremos que enfrentar, ella, yo y toda nuestra familia… ¿Por qué?, bueno, esta es la ocasión en la que relataré, de manera resumida, la historia para que se entienda cuando en los próximos meses hable sobre lo que pasará y lo que no pasará en tribunales…., se viene rudo, porque este juicio evidentemente será decisivo para mí y para mi niña hermosa.
Bueno, para hacerles el cuento corto, tuve una relación bastante idílica con el progenitor de mi hija. La relación fue muy buena porque él estaba viviendo en New York, por lo que estábamos juntos 1 mes, y se iba tres, volvía otro mes y se iba unos cuantos más, por lo que cuando estábamos juntos todo era casi una constante “luna de miel”, ¡y cómo no!... si sólo se trataba de pasarlo bien, sin preocuparse de responsabilidades.
Esta relación duró uno 6 meses (no recuerdo con exactitud), y sí, conversamos la posibilidad de casarnos y todo eso, pero la verdad todo era más bien lejano…, nunca hubo fecha ni nada concreto, sólo proyectos, sólo disfrutamos el momento.
Con el tiempo yo quedé embarazada (por Gil, no tengo otra explicación ni excusa), por lo que parecía lo más lógico concretar los planes que de alguna manera habíamos conversado en algún momento para formar una familia juntos…
Desde ese momento en adelante…, todo se convertiría en la peor pesadilla de toda mi vida.
Es difícil explicar la cantidad de emociones y hechos que pasaron en esa etapa de mi vida, fueron muchísimas situaciones pencas que quizás tampoco viene al caso contarlas, pero el punto importante aquí, es que después de 9 meses nació mi hija hermosa, y su….”papá” sólo fue capaz de ir a verla 1 vez, dos días después de que nació, y nunca más volvimos a saber de él….; perdón, ¿dije “papá”?....., no! eso NO es por DERECHO.., ese título SE GANA, así que de ahora en adelante me referiré a este tipo sólo y simplemente como “el progenitor” (aunque me carga esa palabra) de mi hija, porque además de haber aportado 1 espermio y millones de problemas…., no ha contribuido con ABSOLUTAMENTE nada más.
En el 2003, o sea cuando mi niña estaba cerca de cumplir los 6 años, este tipo aparece un día, de la nada, me llama por teléfono. Él estaba viviendo en USA y venía a Chile porque se había muerto su padre, por lo que me pedía POR FAVOR juntarse unos minutos conmigo. Durante esa reunión sólo me dedique a escuchar más que nada, ni siquiera pude tirarle los mil garabatos que le tiré tantas veces a la distancia.
Se veía tan desgastado, flaco, carreteado, tan poca cosa como siempre. Su gran merito, su gran don es el lograr sacar LO PEOR que hay en mí, logrando adjudicarse el premio de ser el único ser de este planeta del que me importa CERO cómo se siente, qué le pasa o qué piensa, simplemente encuentro que lo que aquí en chile denominamos un “pastel”, un hombre que no le importa pasar por encima de familia o amigos con tal de conseguir la mejor tajada de la torta, alguien que jamás ha hecho nada para ganarse algún respeto por parte de quienes lo rodean, es un pobre y triste huevón que vive como si el mundo le debiera algo, mientras que lo único que cabe en su cabeza es pasarlo bien, sin asumir responsabilidades ni consecuencias y sacar el mejor provecho de todo y de todos para su propio y exclusivo beneficio.
En ese primer encuentro que tuvimos, después de 6 años, me dejó en claro que él NO quería ver a mi hija, de hecho me dijo que ni siquiera me pediría verla, él sólo quería que yo lo dejara ayudarme con algo de plata, evidentemente quería redimir sus culpas. Yo sólo me limite a mirarlo, a decirle que hiciera lo que quisiera, porque jamás conté con él (ni con NADIE de su familia) para nada, y seguiría sin esperar nada de ellos. Después de eso se devolvió a USA y por un tiempo se mantuvo mandándome algo de dinero, algo que la verdad no alcanzaba ni para pagar el colegio, pero al menos en algo ayudaba a todos los gastos que un hijo requiere. Este fue nuestro único contacto por un par de años.
En junio del 2005 llegan los pacos (carabineros) a mi casa a buscarme,¡sí! A buscarme a mí!, yo que jamás he tenido problemas con la justicia me encontraba con la fuerza policial esperándome en el salón de mi edificio (está claro que todo el edificio lo debe de haber sabido a las pocas horas, pero nunca me ha preocupado mucho lo que la gente hable, a si que aunque lo pensé…no le di ni un poco de importancia a esto). Los pacos llevaban con ellos una demanda de “este tipo” por visitas, un documento en el que él dejaba en claro que me demandaba porque había tratado por cielo, mar y tierra (y esto no es un decir, de verdad dijo que lo había intentado por distintas vías), por todos los medios posibles de acercarse a su hija y que yo jamás se lo había permitido siendo siempre muy violenta con él…. ¡Plop!
Este es uno de los pocos y rememorables momentos en que he sentido estar viviendo en una especie de dimensión desconocida, sin entender qué pasa, el mundo se cae y todo se ennegrece….confusión, impotencia.. Sólo una cosa tenía claro, yo NO le pasaría a mi hija a un COMPLETO extraño que a sus 36 años ni siquiera a conseguido tener un trabajo o un lugar para vivir estable, que casi en sus 40 años sigue viviendo en pensiones de estudiantes y con el estilo de vida de uno.
Cuando volví en mi atine, junto con mis padres, a buscar rápidamente una abogada, necesitaba una buena y con urgencia, alguien que me asesore y me ayude, estaba desesperada y muy asustada.
Finalmente me llegó la referencia de una abogada que logro quitarle la tuición a una mujer para entregarle al niño a su padre, a si que yo dije, “si logró eso debe ser brava, y eso es lo que necesito”, a si que ahí fui. Lo primero que ella, mi abogada, me dice después de conocer todos los insólitos detalles de esta historia y del comportamiento de este tipo, es que debemos oponernos 100% a visitas desproporcionado que él demanda. Es entonces que mi estúpido sentido del deber y el amor por mi hija me permitieron separar lo suficiente las cosas como para darme cuenta que yo no tengo el derecho de quitarle a ELLA su derecho de conocer a su “progenitor”(al que hasta ese momento ella NO conocía), por poca cosa que éste sea. A si que acordamos no permitir el tipo de visitas que este muy cara de palo pedía (porque lo que demandaba era totalmente fuera de cualquier criterio y lógica) pero sí intentaríamos llegar a un acuerdo prejudicial, mi intención era evitar a toda costa que mi hija tuviera que ir a declarar a tribunales y pasar por todo eso que es tan fuerte para uno como adulto, imagínense para una niña pequeña.
Logramos un acuerdo donde se fija una pensión alimenticia y un régimen de visitas permanente pero que por sobretodo privilegiaba los deseos de la niña y sus necesidades. Empecé todo un tratamiento, con la asesoría de una psicóloga, para ir introduciendo de a poco el tema con mi hija hasta que llegara el día en que por fin se cumpliera su sueño de conocer a su “papito” (a los 8 años); así comenzamos todos a apoyarla en este nuevo camino de formar vínculos con un extraño, los que finalmente él nunca lograría construir durante el tiempo en que duraron las visitas.
A los pocos meses, y tal como era de suponer, él dejó de dar la pensión e inventó mil excusas para nunca más volverse a juntar conmigo y mi abogada, tal como se había comprometido para ajustar el tema de platas. A pesar de su incumplimiento yo seguí permitiendo las visitas, por una sola razón, mi hija tiene el derecho a ver a su progenitor. Estas visitas eran algo demasiado desagradable para toda mi familia, significaban un completo desarreglo en mi casa, ya que la mitad de mi familia tenía que desaparecer ese día de la casa para evitar golpearlo o acriminarse con el tipo. Lamentablemente, yo no podía escapar, tenía que enfrentarlo y apoyar a mi hija con la mejor de las caras que fuera capaz de poner, y afortunadamente, siempre conté (y aún cuento) con la fortaleza y sabiduría de mi madre para apoyarnos siempre con su presencia.
No acabaría nunca si contara las infinitas aberraciones y desatinos que este sujeto cometió durante los 7 meses que duraron estas visitas, las que se acabaron el 8 de Abril de 2006 por un escándalo que él mismo armo en mi casa durante una de las visitas, descontrolado gritaba, mientras yo le respondía, mi hija lloraba, mi hermano que estaba en ese momento quería pegarle….uff! todo fue un caos y una situación demasiado horrible, especialmente para mi hija, a la que le pedí mil veces perdón por haber permitido que viviera algo así. Desde ese día ella no ha querido volver a verlo, y en consecuencia, las visitas se terminaron, pero los problemas no.
Sin ninguna noción de los problemas que causa sin necesidad ni de las consecuencias de sus actos, a los pocos días, los pacos nuevamente llegaron a mi casa, con una nueva demanda en las manos.
Esta vez ya decido tomar el toro por las astas y enfrentar el problema hasta las últimas consecuencias, no puedo seguir tratando de evitar que mi hija viva ciertas situaciones y en vez de eso vivir siempre presa del miedo o del nerviosismo de que cada vez que se le venga en gana mandará a los pacos a mi casa con una demanda. Por eso esta vez voy con todo, a pelear por lo que creo mejor para mi hija…., hasta las ultimas consecuencias, que no le quede gana alguna de volver a meterse a un tribunal conmigo!
Tengo la fuerza y la garra para defender a mi niña contra viento y marea, sin embargo, no puedo negar lo preocupada que estoy, no puedo negar que tengo miedo por lo que pueda pasar, porque cada día veo en las noticias la corrupción y falta de criterio que existe entre los jueces, y no puedo evitar sentirme tan vulnerable frente al hecho de tener que dejar que un tipo, que ni nos conoce ni conoce nuestra historia, defina cosas tan importantes sobre nuestro futuro…, por ahora sólo tengo fe en Dios, las cartas ya están echadas y el juego está por comenzar…., espero que el juez de turno tenga una buena noche y se levante de buenas ese día…., o que al menos tenga un yerno puta madre del que se quiera vengar….