FANTASÍA

Estoy nerviosa, voy a una entrevista de trabajo que me interesa muchísimo conseguir. Llego al lugar acordado y paro frente a un edificio grande, brillante, todo lleno de espejos, y alrededor muchos ejecutivos jóvenes paseándose con la rapidez que caracteriza nuestra agitada vida.

Miro y pienso: “Sí, me gustaría trabajar aquí y codearme con esta gente que pareciera tener una vida bastante más entretenida y excitante que la mía”. Tomo un respiro profundo, como queriendo darme ánimo y mostrarme más segura de lo que realmente estoy, y avanzo decidida, hasta confundirme entre la multitud.

Entro al edificio y el conserje me saluda con un cordial “Buenas tardes señorita”, sonrío y le contesto, me siento cómoda aquí, aunque esto de vestirse tan formal no es mi estilo y hace que me sienta más acalorada de lo que el verano me hace estar.

Llevo un traje de dos piezas, una falda negra (mi color favorito) y una chaqueta que le hace juego acentuando mis atributos, eso me gusta. Debajo de la chaqueta tengo una blusa delgada, muy suave, cuyos botones tienen la altura y distancia justos para formar un escote sugerente pero adecuado, que de vez en cuando deja entrever la línea donde empiezan mis pechugas, sólo el comienzo…, la separación…, un escote que provoca con sutileza y…. “casualidad”. El pelo un poco recogido para dar una apariencia más ejecutiva y un maquillaje suave… todo pensado para causar la mejor impresión.

El conserje me indica el piso y me dirijo hacia el ascensor. Éste es un lugar amplio, cómodo, con muchos espejos que permiten que uno se vea desde distintos ángulos, repitiéndose mil veces hacia el infinito. Me gusta como me veo, por eso juego con los espejos…, y estoy en eso, en plena reproducción infinita de mi imagen, cuando el ascensor se detiene.

Entran dos mujeres jóvenes, visiblemente acaloradas e incluso algo sonrojadas (nada extraño para aquel día), entran apresuradas, riéndose, jugando, una se apoya en una de las paredes del lugar y la otra se pone seria y la mira fijamente a los ojos, con deseo, con hambre, penetrándola con su mirada, levanta su dedo índice y lo pone en el cuello de su compañera, desde donde empieza a bajar lentamente por su piel empapada y resbalosa, baja por el cuello, por su torso, llega a sus pechos y con delicadeza mueve los dedos para soltar unos cuantos botones que le permitan tocarlos sin telas de por medio…, sin dejar de mirarla a los ojos. Los pezones de la mujer “acorralada” se empiezan a notar rígidos a través de la delgada ropa… y siento que los míos también.

La mujer la aprieta contra su cuerpo y sin sacar la mano del suave pecho, el que a esas alturas ya está descubierto, le da el más apasionado de los besos que me ha tocado observar en vivo y en directo. Sus labios, los de ambas, carnosos y húmedos, juegan y se envuelven mutuamente con tal deseo… que ni siquiera se percatan de que yo estoy ahí, o quizás sí, pero no les importa. Mientras con una mano agarra la pechuga y la besa, con su mano libre aprieta el botón que detiene el ascensor. Ante mi asombro no puedo decir nada ni dejar de mirarlas, atónita frente al sensual espectáculo, el ascensor desaparece y la conciencia de mi próxima entrevista laboral también, sólo estoy yo, con la piel erizada ante a la sensualidad e incontinencia de estas mujeres..., y sin darme cuenta, mi piel húmeda por el sudor del veraniego día, se moja más, confundiéndose la humedad de mis muslos y entre-piernas… Sin darme cuenta, el espectáculo comienza a parecerme más exquisito que shockeante.

De pronto, la mujer que besaba a la otra, pareció percatarse de mi presencia, volteándose me mira fijamente y sonríe, yo paralizada no puedo despegar la vista de sus labios, los que a esas alturas muero por probar, y ella lo sabe, cierro mis ojos y ella se acerca, mientras toma de la mano a su compañera para que no quede ajena al juego, siento su boca gruesa y deliciosa recorrer mi cuello, mis labios, sus dedos acarician mi cuerpo y la otra mujer me toma de la cintura y me hace girar, haciéndome quedar de frente al espejo que hasta hace unos minutos había servido como testigo de mis juegos infantiles, y que ahora lo era de mis fantasías más adultas. Mientras miro mi rostro en el espejo sin poder creer lo que estaba viviendo, y sin desear ni pensar en la situación, veo mi cuerpo excitado desde el pelo hasta los pies…

La tipa desliza mi chaqueta hacia el suelo y desabrocha mi falda, mientras la otra mujer no deja de acariciarme por todas partes y desearme con su mirada. Baja mis calzones y me toma de las caderas, me aprieta fuertemente contra ella, ambas me rodean con sus manos y sus lenguas y yo, obnubilada por el deseo, sólo me dejo llevar…

- “Oh! Lo siento”, dice la que acaba de hacerme tener uno de mis mejores orgasmos, “creo que ya nos entretuvimos más de la cuenta denuevo…, pero créeme… fue un… PLACER. Que te tengas un buen día” y echó a andar el ascensor nuevamente….

- “¿Qué?! ¿Qué tenga un buen día??!!... Cómo?, me dejarán así??, por primera vez en mi vida traspasé todos mis límites y mandé todo al carajo por dejarme seducir y se van así??!!”, replicaba mientras me vestía con rapidez y trataba de sacarme el sexo de la cara.

- “Sí, de verdad hubiera sido muy entretenido tener tiempo para…”conocernos más”, pero acabamos de conseguir un nuevo trabajo y tenemos cosas que hacer, ¿tú no?”, me dio un esponjoso y aún húmedo beso y ambas se bajaron del ascensor.


Por supuesto, perdí la hora a mi entrevista, al menos para la laboral…., pero valió la pena.

Soltaire