miércoles, noviembre 29, 2006

ROMPIENDO DESDE MIS CIMIENTOS

Criada en una familia católica y tradicional, educada mayoritariamente en colegio de monjas, rezando el rosario todos los lunes y yendo, sin posibilidad de elección, a misa todos los domingos (al menos hasta los 18 o 20 años)...

Cuando uno crece en un entorno así, son pocas las veces que te detienes a cuestionar lo que todo "tu mundo" te enseña como LA verdad y, ciertamente, es nula la ocasión en que te enseñan sobre otras religiones para tener la posibilidad de elegir en lo que creer, por eso, con el paso de los años, descubrí que soy católica más por tradición que por convicción, es decir, hay tantas religiones acerca de las que no sé nada que, probablemente, si me pusiera a investigar terminaría siendo cualquier cosa.

A pesar de concientizar esto, me he dado cuenta que me cuesta mucho romper con estas cosas que han crecido conmigo, que me cuesta desechar ideologías y creencias que han sido parte de mí y que aún son partes de muchos de los miebros de mi familia.

Hace años me cuestiono, y me doy cuenta que los valores fundamentales de la religión católica me gustan, que creo en Dios, en Jesús y en María (aunque no creo que ninguno de los dos últimos haya muerto virgen, o sea.... soy de una religión pero no soy estúpida tampoco!)… Mi problema principal está con la Iglesia, la que me ha desilucionado bastante, pero comprendí que ésta es una institución formada por, nada más ni nada menos, que seres humanos, donde como en todas partes hay hombres buenos y malos, y que mi fé en Dios está más allá de de todo eso, que por no creer ni admirar a la Iglesia no dejaré de creer en ÉL....
Y así, al yo dejar "fuera a la Iglesia" de mis creencias, la religión católica me deja fuera a mí de su círculo, y de pronto no sé lo que soy...., aunque no lo crean, esto es fuerte para mí verbalizarlo… Creo que es un aspecto más de todo el proceso de cuestionamientos que estoy pasando en mi vida….

Mi hija está en un colegio laico, es decir, está la posibilidad de enseñar más de una religión, y ella siempre ha estado inscrita en clases de religión católica, porque me interesan los valores que fundamentan esta religión, pero la verdad es que nunca la he obligado a ir a misa (excepto en navidad) ni a niguno de los otros ritos que el catolisismo indica. El otro día ella me preguntó si yo era católica, lo primero que salió de mis labios, sin pensarlo…. , fue un rotundo “No”, me quedó mirando y me preguntó que si ella lo era; en segundos comprendí mi respuesta y pasaron mil ideas por mi cabeza:..”¿lo es?, si no lo es ¿por qué está en clases de religión?, y si lo es ¿por qué yo no?”, etc, etc mil cosas en un segundo…..

Finalmente la miré, con una visible perpléjidad en mi cara, y bien torpemente le dije que en otro momento hablaríamos de eso porque ahora no era el lugar ni el momento (lo que era verdad en todo caso, pero sí, admito que fue "conveniente" también)

La conversación aún está pendiente y debo ordenar mi mente para guiarla a ella…. :S, supongo que debiera ser mi deber también abrirle la visión hacia otras religiones, que ella vea qué prefiere creer y qué quiere seguir en su vida…, sin embargo, me complica presentarle variedad de posibilidades siendo tan chica... ¿o no lo es?.... ¿cuál es la edad óptima?? no sé… creo que debo pensar harto…

Un beso,
Soltaire

miércoles, noviembre 22, 2006

BLOQUEADISIMA

Totalmente bloqueada, espero frente a la blanca hoja que alguna condenada palabra salga... pero nada pasa. He dejado abandonado este blog y también a la mayoría de las personas que solía visitar virtualmente..., no por olvido (todo lo contrario), es que la energía es baja ahora y las demandas muchas, no he tenido el tiempo ni el ánimo para dedicarle al mundo "bloguítico", a pesar de que siempre lo tengo muy presente.
Tiempo turbulento, en que todo tambalea, todos los aspectos de mi vida están en un equilibrio precario y yo sólo avanzo esperando que este maldito año termine pronto.
Sí, no todo es malo, también pasan cosas lindas, es cierto, pero ha sido un año dificil.... , y sentir que todo en mi vida pende de un hilo me angustia, siento que si aflojo un milimetro algo se irá a la mierda...
No tengo bien claro lo que me pasa..., crisis.
Por ahora sólo espero agarrada con uñas y dientes a que termine este año.... hay que aguantar... queda poco
Un beso,
Soltaire

viernes, noviembre 03, 2006

EL JUICIO: Capítulo 3 – La Audiencia en Tribunales

Primero que todo, debo decir que estas semanas han sido demasiado saturada de cosas y estreses, razón por la cual no sólo no he escrito en este blog, sino que además no he visitado a las personas que acostumbro a leer…, pero pretendo retomar mis rutinas porque me gusta mucho compartir con todos los que aquí estamos….

Bueno, y siguiendo con la historia que les he ido narrando en “EL JUICIO”: Capítulo 1 y Capítulo 2, aquí les cuento como salió todo en este 3º capítulo de este historia….

***

Stgo. 23 de Octubre de 2006

Por fin llega el día que tanto odiaba pero que a la vez esperaba con tantas ansias, sólo quiero que todo esto termine de una vez y poder seguir con mi vida normal… ¿pero después de hoy… podrá ser “normal”??

Al igual que la citación anterior tuve que madrugar más que de costumbre, pero al menos esta vez no tenía que ir con M.I. (mi hija), lo que aliviaba un poco la tensión.

Desde ayer he estado haciendo toda una preparación para el día de hoy…, concentrándome y metalizándome, aclarando ideas y anotándolas en un cuaderno por si la Jueza me pide hablar, no vaya a ser que con los nervios se me olvide todo y pierda una oportunidad sagrada. Terminé de recopilar unos documentos importantes y también medité, para bajar mis revoluciones y mentalizar la rabia que tengo hacia este tipo (JC, el progenitor de M.I.), sí, debo lograr controlar mi cara de repulsión sin importar las barbaridades que este mitómano diga sobre mí a la Jueza, en frente mío y sin arrugarse. No puedo permitir que me vean sobrepasada por mis emociones, eso sería darle el triunfo él.

La citación es a las 9 AM, lo que calzó justo con dejar a la M.I. lista para el colegio en su liebre escolar, no quise contarle a ella que hoy era el día del juicio, aunque como si lo intuyera me preguntó si sabía la fecha en que sería, pero calle porque no quiero que esté nerviosa en su colegio pensando en qué está pasando en tribunales, a si que como cualquier día me despido de ella y luego parto a toda prisa a encontrarme con mi mamá, quien como siempre, me acompaña en los momentos más difíciles.

Creo que de algo sirvió toda mi meditación de ayer, ya que hoy me encuentro nerviosa pero tranquila, bueno, además debo confesar que antes de salir me ayudé con un relajante muscular, nada fuerte, necesito estar lúcida (no soy estúpida tampoco), pero algo que me ayude a estar más tranquila y clara.

Nos subimos al metro, como siempre lleno, y no nos tardamos en llegar al lugar acordado, que es el mismo edificio donde hace un par de semanas atrás tuve que traer a M.I. a declarar (capítulo II), a si que el lugar ya no es desconocido para nosotras, lo que nos permite desenvolvernos de manera más segura…., y a diferencia de la vez anterior, no nos toca fila alguna para entrar, “otra buena señal” pienso. Pasamos decididas, lo único que nos detiene es el pito que sonó cuando paso por debajo del detector de metales, me tengo que devolver y vaciar mi cartera…., constatan que no soy un peligro para el edificio y me dejan entrar.

Caminamos por esos largos pasillos llenos de puertas hasta el ascensor, donde apretamos el piso 3, y comenzamos a subir, el ambiente es tenso, internamente tenso, yo y mi mamá no hablamos, pero sabemos lo que estamos pensando. No puedo dejar de imaginar y sentir los miles de conflictos encerrados entre esas paredes…., gente paseándose por todas partes con sus mentes aproblemadas y sus cuerpos tensos…tal como nosotras.

Al salir del ascensor, nos encontramos con la misma sala que vimos cuando fuimos con M.I., es el mismo lugar, lo que hace que no me sienta tan perdida, ya sé dónde dirigirme. Al llegar a ese lugar una de las primeras cosas que distingo entre la multitud, es su cara, la cara del único ser humano que logra descontrolarme en este mundo, de EL ser humano que tiene el poder de sacar lo peor de mí sin el más mínimo remordimiento o consideración de mi parte. La cara del personaje que ha logrado amargar gran parte de mi vida, la de mi familia y la de mi niña. Pero me hago la promesa de que no logrará echarlo todo a perder, que no seré infeliz toda mi vida por su existencia, eso lo juro!.

Bueno, ahí esta este enfermo, con una mujer que supuse su abogada y un tipo…, trato de caminar como si no lo hubiera visto, pero siento su mirada sobre mí. Pasamos frente a él y seguimos de largo, más allá nos encontramos con nuestra abogada, cruzamos un par de palabras, le paso algunos documentos y nos devolvemos para tomar asiento y esperar a que nos llamen, todos los trámites son siempre así, hay que esperar eternamente hasta que toque el turno. Por suerte con mi mamá pillamos asientos que nos dejan de espaldas a este tipo, así nos evitamos la desagradable escena de mirarle la cara y evito exaltarme.

Han pasado unos 20 minutos, que parecen eternos, con mi mamá pasamos largos ratos en silencio y cruzamos algunas palabras que ya ni recuerdo, por fin llega nuestra abogada y nos llama, pasamos a otra división del piso, y tal como la vez anterior, a mi mamá no la dejan pasar, tiene que quedarse en esa sala de espera…, pobrecita…, sé que debe ser más largo aún esperar ahí imaginándose lo que puede estar pasando dentro…

Llegamos a un gran pasillo donde muchas personas esperan ser llamadas para comparecer frente al Juez. Hay varias puertas, grandes, de madera y dentro de cada una hay una sala de tribunales, a nosotras nos toca en la 3ª sala, a si que esperamos frente a esa puerta.

Cada vez que se abre una de las pesadas puertas y sale una mujer, generalmente bajita, a llamar a alguien, todos miramos con el nervio propio de un escolar a punto de entrar a rendir su examen final.
- “Pérez –Valenzuela!” dice en voz fuerte la mujer, y entran las personas a las que les toca ir a jugárselas por lo que piensan justo.

En un momento, de la sala que me toca a mí, sale un hombre moreno alto y una mujer rubia, ella abraza a una chica que esta afuera esperando, debe tener unos 14 años. El hombre, con harta pinta de brasilero, se acerca a la chica y le dice “hola hija”, la chica ni se inmuta, no hace ni el más ínfimo gesto por acercarse al tipo, el que con su cara estirada como esperando el beso que no llegará, le dice “te estoy diciendo hola”, la chica seria y sin quitar la vista del frente dice: “Hola poh, ¿qué más querí?”; el tipo se aleja y ella dice “shshsh a la horita que te venís a acordar”, tranquila e inmutable junto a su madre, mientras el hombre, que bien merecido se debe de haber tenido ese desprecio, la mira de lejos. ¡Qué ganas de aplaudirla!, es una notable escena, se merece mis felicitaciones por los cojones.

Por fin sale la mujer pequeña, y dice nuestros apellidos, entramos los dos, cada uno con su abogado. La sala es la misma en la que M.I. estuvo, es bonita, al fondo, en un gran escritorio está la Jueza, una mujer de unos 35 años más o menos, que no tiene para nada pinta de “Jueza”, al menos no como yo me imaginaba que era una. A un lado, en un escritorio más pequeño, está la Consejera Técnica, la misma que interrogo a M.I. la vez anterior. Más cerca de nosotros, a un costado, hay dos mujeres que están frente a un PC, que no tiene participación más que la de grabar en un “pen drive” todo el fallo del tribunal, sí, ya no dan papeles, te entregan un “pen drive”! Lo encuentro muy moderno para mí…

Finalmente, y muy cerca de la puerta por donde entramos, hay dos escritorios, uno a cada lado, cada uno con dos sillas y un micrófono. Cada uno se sienta en una mesa con su abogado y la Jueza se presenta, presenta al resto de las personas que están ahí y da inicio a la sesión.

Comienzan exponiendo ambos abogados, mi abogada parte hablando, primero sobre el tema del régimen de vistas, habla sobre el abandono, sobre que nos negamos a darle lo que él pide (fin de semana por medio, un mes de vacaciones y tantas otras brutalidades considerando que es un desequilibrado y total extraño para M.I.). Luego habla sobre el tema de la “pensión alimenticia” y todo lo que no ha pagado. Después es el turno de su abogada, y comienza el desfile de mentiras, hablando de “los innumerables intentos que hizo para verla y cómo yo se lo impedí”, “habló de agresiones” bla, bla, bla; para proseguir con la “petición de rebaja de pensión alimenticia” por ser “pobre”…. Uff! –pienso- menos mal que me tome un tranquilizante.

La Jueza comienza a hablar sobre los derechos del padre y esas cosas, inevitablemente siento como comienzo a temblar, apoyo los codos en la mesa y cruzo mis manos frente a mi cara, bajo la cabeza y sólo puedo pensar “por favor Dios mío, esto va mal, ayúdame, ayúdame”…

Las cosas siguen en un tono bastante tenso, la Jueza es poco lo que deja hablar, y la verdad es que aunque yo voy preparada con todo lo que tengo que decir por escrito, no logro decir ni la mitad, no se permite fundamentar nada, sólo podemos responder concretamente lo que pregunta, ya que según ella, esta atrasada con otras causas, y no tiene toda la mañana, yo pienso “¿qué me importa que esté atrasada? ¡Aquí hablamos sobre mi vida y la de mi hija, no es mi problema que Ud. esté atrasada!”, evidentemente sólo lo pienso y no digo nada….

El resultado final de toda la sesión, es un “acuerdo”, por mi hubiera seguido con el juicio hasta destrozar a este tipo, presentar los testigos que tengo y los documentos que acreditan la calaña de ser humano que es, para que no le queden ganas de volver a pisar un tribunal conmigo…, pero según mi abogada si seguimos con juicio no conseguiremos nada mejor que el acuerdo que estamos obteniendo, supongo que ella sabe más que yo, a si que confié en ella y accedí.

En pocas palabras, la decisión final es de “visitas TODOS los fines de semana pero en presencia de algún familiar nuestro, que en este caso es mi mamá (porque a mí no se me permitirá estar presente) y el pago de una pensión mínima”. Me consuela haber conseguido que no le dieran lo que él pedió, y aunque las visitas creo son excesivas…, al menos logramos que quedará estipulado que (por lo menos en teoría) se debe respetar la voluntad de M.I. para no obligarla a ver a este tipo cuando ella no quiera.

Salgo del lugar más aliviada, pero un tanto desanimada, me molesta saber que todos los fines de semana estarán marcados por su presencia…. Por ahora se da por terminado el episodio del juicio, hasta que a este tipo se le ocurra demandar denuevo (porque esta es la 2ª vez que lo hace) y tenga que volver a este lugar.

En la noche le cuento a M.I. que hoy estuve en tribunales, que se decidieron visitas todos los fines de semana, y su reacción es llorar sin consuelo…, porque dice que no lo quiere ver, me dice que por qué la tienen que obligar, que para qué la hicieron ir donde la Jueza y le preguntan lo que ella quiere si después no la tomarán en cuenta… y yo?, yo le encuentro toda la razón…., sólo la abrazo, no puedo evitar que mis lágrimas salgan también, mientras le prometo que nadie la va a obligar a hacer lo que no quiere….

¿Qué más puedo decir?, estoy agotada…. y sé que este no es el fin de la historia, sé que JC me seguirá molestando y que en un tiempo más, cuando a él no le guste algo, como por ejemplo no le guste que Mª ignacia no lo quiera, estaremos en tribunales denuevo porque nunca está conforme con nada…

En cuanto a mi niña hermosa…, la llevaré a una psicóloga que la ayude a sobrellevar mejor esto y haré prevalecer su derecho a elegir al máximo de las posibilidades….

Veremos qué pasa….
Un beso a todos,
Soltaire